“La oración que trae la lluvia temprana y tardía”

Escrito el 05/12/2022
lizlcs79

Si has aceptado el nombre de Cristo, tienes influencia con el ser más poderoso del universo. Cuando tú hablas, Dios te escucha. Cuando tú oras, el cielo toma nota. Jesús dijo: «Si dos de ustedes en la tierra se ponen de acuerdo sobre cualquier cosa que pidan, les será concedida por mi Padre que está en el cielo» (Mateo 18:19). Tus oraciones causan un impacto en las acciones de Dios.

Piensa en Elías. Este hombre vivió durante un tiempo de oscuridad en la historia de Israel, en el cual el malvado rey Acab se fue tras los ídolos y adoró al dios pagano Baal. Elías exigió un enfrentamiento: el verdadero Dios de Israel contra el dios falso de los paganos. Elías se sentía seguro en su ataque contra los profetas de Baal en el nombre de Yavé, el Dios de Israel. ¿Por qué? Porque había orado.

En este enfrentamiento se acordó que el dios que respondiera al desafío y enviara fuego del cielo fuera declarado como el Dios verdadero, de manera que los profetas de Baal oraron, suplicaron hasta se hicieron cortes en la piel con ferviente devoción. Sin embargo, no obtuvieron respuesta. Elías se burló de ellos, y después le tocó suplicar a él. 

Elías oró con toda seguridad al Dios verdadero, pidiéndole que le respondiera de una manera que le hiciera ver al pueblo que Él era el único Señor, y que estaba volviendo los corazones del pueblo hacia sí. El resto lo dejó en las manos de Dios… ¡y Dios respondió de inmediato, enviando fuego del cielo! 

A Dios le deleitó escuchar la oración de Elías. Nueve siglos más tarde, Santiago usó como modelo las oraciones de Elías: «Por eso, confiésense unos a otros sus pecados, y oren unos por otros, para que sean sanados. La oración del justo es poderosa y eficaz. Elías era un hombre con debilidades como las nuestras. Con fervor oró que no lloviera, y no llovió sobre la tierra durante tres años y medio. Volvió a orar, y el cielo dio su lluvia y la tierra produjo sus frutos» (Santiago 5:16–18).

A Dios le deleita escuchar tus oraciones. Pero, ¿por qué? ¿Por qué habrían de importar tus oraciones? ¿Por qué habría Dios de escuchar tus ideas? Sencillo. Tus oraciones le importan a Dios, porque tú le importas a Él. Tú no eres un simple cualquiera… tú eres hijo suyo. 

¿Hará Dios lo que tú le pides? Tal vez. O tal vez hará más de lo que tú te imaginabas. Él sabe qué es lo mejor. De todas maneras, mantente firme en esta promesa: «La oración del justo es poderosa y eficaz» (Santiago 5:16). 

Nunca te falta la esperanza, porque nunca te falta la oración. Tal vez te encuentres en una situación imposible. Quizá te sientas superado y aventajado en astucia. Tal vez lo quieras abandonar todo. Pero en esos momentos, aprende de memoria esta promesa y pídele a Dios que te la traiga a la mente. 

La oración no es el último recurso; es el primer paso. Dios tiene un poder que tú nunca has visto, y una fortaleza que tú nunca has conocido. Se deleitó en la oración de Elías y la respondió. También se deleita en ti, y también va a responder a tus oraciones.

Los amamos, tengan una bendecida semana.

Pastores Rubén y Eli