ntes de recibier el llamado de Dios, Pablo tenía la misión de perseguir a la iglesia, el pueblo de Dios. El consejo judío en Jerusalén, le dio autoridad para perseguir a los seguidores de Jesucristo. Pero yendo a Damasco, Dios le salió al encuentro y le mostró quién era Pablo y quién sería Pablo.
Ese encuentro con Dios trajo una transformación personal a su vida. Lo hizo obediente a la voz de Dios y valoró a los demás. Ya no era el mismo hombre.
De ser un perseguidor y convertirse en un amante de la Iglesia, la vida de Pablo había experimentado un gran cambio debido a ese encuentro con Dios. Un encuentro que no esperaba, justamente cuando se dirigía a perseguir a ese mismo Dios. Frecuentemente, nosotros también nos rebelamos contra Dios.
¡Ahí es exactamente donde Él nos encuentra! Ahí es cuándo y dónde nos muestra quiénes somos y quiénes deberíamos ser. Nos califica de acuerdo a Su gracia y nos transforma. Todo lo que tenemos que hacer es escuchar la Palabra de Dios, obedecerle, dar la espalda a nuestras viejas maneras y estar listos para ser transformados. Si permitimos que Dios actúe en nuestras vidas, Él es fiel para dejar atras nuestro viejo Yo y darnos un nuevo comienzo, el cual será una bendición no solo para nosotros sino para las generaciones venideras.
“Yo, Pablo, elegido por la voluntad de Dios para ser un apóstol de Cristo Jesús, escribo esta carta junto con nuestro hermano Sóstenes. Va dirigida a la iglesia de Dios en Corinto, a ustedes que han sido llamados por Dios para ser su pueblo santo. Él los hizo santos por medio de Cristo Jesús, tal como lo hizo con todos los que en todas partes invocan el nombre de nuestro Señor Jesucristo, Señor de ellos y de nosotros.”
1 Corintios 1:1-2 NTV
Que tengan un bendecido día.
Los amamos
Pastores Rubén y Eli.